sábado, 12 de abril de 2008

Tú eres ese regalo único


"Tú eres ese regalo único"


¿Para qué tenemos huellas digitales?

Miré las palmas de mis manos y observé las múltiples líneas que las surcan. Es llamativo como esas líneas se bifurcan, se empalman, se interrumpen, se ensanchan o se afinan, se enlazan o se ligan. Luego, mirando con más atención descubrí mis huellas digitales y su finísimo y sinuoso dibujo. Se me ocurrió la pregunta más ingenua del día, ¿Para qué tenemos huellas digitales? No me parecía que mi vida se modificara o alterara por el simple hecho de tener o no esas huellas digitales casi invisibles. Recordé que también tenemos huellas plantares, huellas en la retina, huellas genéticas, todas únicas, originales e irrepetibles. Recordé un inquietante trabajo de investigación, desarrollado gracias a las posibilidades de la computación, que demostraba que jamás hubo huellas como las que yo tengo y que eran remotísimas las posibilidades de que alguna vez en el futuro pudieran repetirse. Esta intrigante situación me llevó a imaginar una extraordinaria respuesta a la pregunta sobre la razón de esta característica que nos hace únicos y originales en este mundo.

Recordé que
también tenemos huellas plantares,
huellas en la retina,
huellas genéticas,
todas únicas, originales e irrepetibles.

La respuesta parece tan simple y obvia que me estremece el sólo hecho de tomarla en consideración. Estas huellas tienen que ser un mensaje. Como una etiqueta de fábrica, como las especificaciones para el correcto uso de nuestro cuerpo y nuestro tiempo. Un mensaje tan claro, evidente, e indeleblemente inscripto en nuestro cuerpo que me da escalofríos siquiera imaginarlo: somos seres únicos e incomparables. Nunca hubo nadie como yo, ni jamás lo habrá. Esas huellas en mis manos manifiestan una posibilidad y un mandato que sólo yo puedo hacer realidad. Imagino el mensaje: "Tus manos son capaces de hacer en este mundo algo que tú únicamente puedes hacer. Esas huellas en tus pies te indican que hay caminos para abrir en este mundo que solamente tú puedes caminar. Tus ojos pueden ver algo que nadie más es capaz de ver".

Inquieto por esta posibilidad, e impulsado por la curiosidad indagué otras culturas sobre este tema y esto es lo que encontré:

Somos originales, excepcionales y extraordinarios. Somos irrepetibles y únicos. Vinimos a este mundo a dejar un regalo único, singular e inconfundible. Esta es, al mismo tiempo, una bendición y una tremenda carga. Nuestra misión es aprender y crecer. Para crecer debemos desarrollar nuestras habilidades, expresar nuestros talentos y superar nuestros vicios. Si logramos hacerlo podremos dejar nuestro regalo, un fruto, nuestra alegría, nuestra sabiduría como un legado a este mundo. Podrá ser un regalo magnífico o uno pequeño y modesto. Eso no importa porque Dios tiene dispuesto en este infinito universo un lugar privilegiado para cada regalo. Todos los regalos son importantes e imprescindibles porque forman parte de un programa universal. Cada regalo es una pequeña pieza del descomunal proyecto que se va desplegando día a día, siglo tras siglo, milenio tras milenio en este confín del universo.

A partir de esta idea,
"Tú eres ese regalo único", algo formidable y terrible se va aclarando. Si no dejamos este regalo antes de irnos, ese lugar destinado a exhibirlo quedará vacío para toda la eternidad. Nadie más podrá ocuparlo. Todos pasarán por ese lugar y sentirán el frío y la oscuridad, y dirán: "Aquí él tendría que haber depositado su regalo, pero como no lo hizo, nadie sabrá jamás quién era él realmente, y nadie más podrá dar calor y luz a este rincón".

Jamás una partitura musical es igual a otra, ninguna pintura es igual a otra, ningún poema es igual a otro. Ni una brizna de pasto es igual a otra. Ninguno de los millones de millones de microscópicos cristales de los millones de copos de nieve son idénticos. Ninguna caricia es igual a otra.

No es tan difícil encontrar ese regalo único que somos capaces de dejar en este mundo.

Por favor,
no te vayas de este mundo
sin dejar tu pequeño regalo.


Autor Desconocido
(Mi amiga Consu comenta que el autor “es muy famoso y ha escrito muy buenos artículos. Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!”, Jejeje)
Pero fu enviado por Jorge a
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La Parte del Corazón

Uno de los problemas más grandes del mundo es que algunas veces nos dejamos llevar tanto por nuestros propios sistemas espirituales que se nos olvida que otras personas tienen sus propias normas también.

Nos dejamos atrapar por la rutina de nuestra práctica y se nos olvida la parte del corazón.

Si queremos salvar a este mundo –y ciertamente necesita ser salvado– debemos constantemente estar dirigiendo nuestros pensamientos hacia la compasión y tolerancia hacia los demás. Sólo cuando tú, yo y todos nosotros los que estamos haciendo el trabajo aprendamos esta lección (y la vivamos en nuestras vidas diarias) este mundo comenzará a girar en una dirección diferente.

Sé tolerante hoy. Permite que otros tengan sus propias opiniones, no importa cuán erradas parezcan. Deja ir la necesidad de cambiar a las personas, de desviarlas a tu forma de pensar. Enfócate en el amor; esto siempre funciona.

En otras palabras, cuando estés en duda, deshazte de ella con un abrazo. Bueno, tal vez esa última línea sea un poco vulgar , pero espero que entiendas lo que quiero decir.

Afinación Diaria de la Conciencia de la Kabbalah
12 de Abril del 2008



Esa será tu perfecta protección

Es mejor que le permitas a este Espíritu de Dios que no tiene forma, moverse mediante tí, incondicionalmente, en todas las situaciones y en todo momento. Permítele moverse tal como el viento que proviene de los Cielos, del cual no conoces el origen ni su destino.

En tanto te abres a la presencia de Dios dentro de tí, date completamente al Bienamado. No retengas nada. Se vulnerable, abierto, mientras descansas en los brazos del Bienamado, ya que tu vulnerabilidad perfecta, será tu perfecta protección.

Amando Cada Día
John-Roger con Paul Kaye
“El Resto de Tu Vida”
Editado por Agustín Delgado Ferrara